...LO DESCONOCIDO ES EL LUGAR DONDE SE PRODUCE EL CRECIMIENTO,
NO TIENES QUE SABER A DÓNDE VAS, LO IMPORTANTE ES ESTAR EN EL CAMINO...

jueves, 19 de noviembre de 2009

ROYAL NATIONAL PARK !

Domingo 15 de noviembre - 7.30 de la mañana. Suena el despertador en casa de Naty. Hay que ducharse, ponerse ropa de caminata, hacer sandwiches y coger los bártulos para irnos al ROYAL NATIONAL PARK, a dos horas hacia el sur de Sydney. Nuestro punto de partida era Wattamolla (el sitio que aparece en la foto). Aquí dejamos el coche y empezamos el paseo hacia el norte hasta llegar a Marley Beach.Lieve, es mi amiga la belga, quien nos dijo de hacer la caminata por este Parque Nacional. Al principio íbamos a hacer la ruta entera pero eran 26 kilómetros!!! así que decidimos hacer un tramo del camino, 8km por la costa (ida y vuelta). Y vamos si mereció la pena!Reponiendo pilas antes de la caminta. Picnic mañanero.¡Árboles por todas partes! El Royal National Park ocupa 16.300 hectáreas y tiene más de 700 tipos de plantas y flores!! ¡Nada! poca cosa... Caminata entre la maleza... "¿Y este es el camino por la costa?".
Árboles a la derecha...Árboles a la izquierda...Después de un rato por entre matorrales... Wow! Un paisaje super extraño: rocas blanquecinas y super porosas, el mar azul oscuro y unos acantilados de infarto!En el puro risco! Los acantilados están erosionadas como en láminas. Rocas afiladas y traicioneras, porque al ser tan porosas están huecas... La verdad que daba una impresión...
Hacía un viento! pero rico, porque pegó el sol todo el día, y sino nos hubiéramos achicharrado.
En las fotos, como salen tan chiquititas no se ve bien, pero las rocas tenían todo tipo de formas y colores. ¡Precioso!Lieve asomando el jocico!Miren los colores de las piedras. El paisaje era super raro, porque de pronto maleza y árboles super verdes, de pronto unas rocas arenosas super coloridas, de pronto una playa paradisíaca...El Uluru de Natalia!! (Uluru es la montaña/piedra sagrada de los aborígenes australianos, está en el centro del país, en el desierto . Un sitio muy famoso y turístico. Uno de tantos sitios que están en mi lista de "Visitar").Little Marley Beach a la izquierda y Marley Beach al fondo."Hola Don Pepito!". Naty y Lieve están detras (al lado de la mano de Manolo).El tiburón inmortalizado...Para que vean el cambio de paisaje... A punto de llegar a Little Marley Beach.Miren que pedazo de playa! Little Marley Beach, no había nadie! nos pegamos un baño y una cabezadita. Un gustazo!!!Un tiburón!!! jajaj!!!De camino a Marley Beach. En vez de seguir el camino, nos hicimos el nuestro propio. Nos fuimos por las rocas que parecían unas mini-salinas, lleno de bichitos que querían ser amigos de Naty... jajaj.
Con mis champiñones...Sea Explosion!Marley Beach.Y miren lo que nos encontramos!! Un esqueleto de un caballito de mar!!! bueno, un pedazo de caballito de mar, porque era enorme!Kissing the Seahorse / Besando el caballito de mar.
When the nature calls... hahaha! / Cuando la naturaleza llama... jajaja! no sabía que existía la misma expresión en inglés!Camino de vuelta. Little Marley Beach otra vez... mmm!
El suelo tiene un colorido....It's me... De vuelta.No sé si lo ven bien, pero hay un chico saltando para tirarse al agua. Había un montón de tíos en lo alto de la roca para tirarse, gritando y haciendo bulla...
En Garie Beach, otra playa que visitamos después de la caminata (nada del otro mundo), miren el cartelito que tienen con las especies que están en peligro y bajo protección: el tiburón gris y el tiburón blanco!! jar! qué miedo....

lunes, 9 de noviembre de 2009

Montaña Rusa

Se me había olvidado cuánto llevaba... Después de un tiempo indeterminado de espera, mi turno. Ya tenía asignado mi espacio, un hueco donde aposentar mis nalgas junto con las de mi inseparable compañera. Me podría haber tocado ir sola, menos mal que no. Unos minutos más hasta que se llenan los demás vagones. ¡Una eternidad! Unos instantes en los que la mente no hace más que dar vueltas y arrepentirse de haber tomado esta decisión... pura tortura... ¿masoquismo?. El tren se empieza a mover... y el gusanillo del estómago empieza a hacerse notar... De pronto, mientras el tren se empieza a deslizar por las vías y ascender al aire, una emoción invade mi cuerpo. Parece que el miedo del primer momento se disipa a medida que vamos alcanzando el cielo más y más... Todavía soy capaz de mirar abajo, al suelo, donde las siluetas se van alejando, haciéndose cada vez más minúsculas. Incluso miro al frente y a mi alrededor. ¡Incluso disfruto de lo que veo!
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Y en el momento en que más desprevenida estaba una bofetada de gravedad y aire frío me paraliza, me empuja hacia atrás. A una velocidad vertiginosa desciendo del cielo al infierno. Mi corazón late a la misma velocidad que las ruedas que me transportan. Hace un rato que he empezado a gritar. Creo que me voy a chocar contra el suelo. Mis manos agarran con fuerza la barra de metal que tengo a mi alcance, pero me sudan las manos -me suda el alma, ¡me sudan hasta los ojos!- y me resbalo en mi propio temor. Así, en un ataque de emoción y miedo, me aferro al brazo de mi acompañante, que entona el mismo berrido que yo.
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Vueltas, kilómetros por hora y más vueltas. Una curva a la izquierda, otra a la derecha. Un giro, y nuevamente una subidita que me deja respirar por unos segundos... Trago una bocanada de aire. Grito y miro a mi amiga con los ojos brillando tras la proeza de haber pasado la primera parte. Una mezcla de placer y vértigo. Casi me infarto, pero el sabor de boca se va haciendo cada vez más dulce. Miro al frente y vuelvo a embelesarme por lo que veo, hasta que otro precipicio mecanizado me golpea por segunda, tercera y cuarta vez. Ahora no acierto a mirar a otro lado más que a la única coraza que me protege: el arnés que sujeta mi cuerpo pegado al sillón del cochito.
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Sin embargo, todavía queda lo peor... No quiero pensar en ello, pero ya lo veo frente a mis ojos, ya lo sabía antes de decidirme a experimentar esta atracción... Volvemos a entonar al unísono el alarído del pánico y la exaltación. Ahora vuelo al reves, con la cabeza donde los pies y los pies donde la cabeza, con la sangre en el cerebro y las neuronas en el corazón. En dirección contraria y al derecho otra vez.
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Esta coctelera de vueltas y re-vueltas me golpea una última vez. La peor. Un vahído consciente que me deja exhausta. Con cada alarido los pensamientos salen por mi boca. He perdido hasta mis zapatos, ¿con qué voy a caminar? Me acuerdo de toda mi parentela, ¡hasta de la que no tengo!
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Destino: "Final". Cuando por fin consigo bajarme, con las piernas aún temblorosas, me doy cuenta que HE DEJADO DE EXISTIR...
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Esto es Sydney. Y no, no he estado en el parque de atracciones... Así he conocido Sydney. Así soy yo en esta ciudad encantada.