...LO DESCONOCIDO ES EL LUGAR DONDE SE PRODUCE EL CRECIMIENTO,
NO TIENES QUE SABER A DÓNDE VAS, LO IMPORTANTE ES ESTAR EN EL CAMINO...

jueves, 1 de julio de 2010

Cocktail Asiático

COCKTAIL ASIÁTICO: Licor de mandarina, licor de lychees y vodka. Mezclar todo bien, agitar con hielo hasta que el vaso esté bien frío y añadir pedazos de vida cristalizada...
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Vidas de ojos rasgados y piel blanquencina. Vidas de arroz y vicios. "Cuando llegué a Sydney me gastaba casi todo mi salario en bebida, juego y putas". Es una tónica que se comparte entre cigarros con olor a canela o porros.
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"Cuando la madre de mi mujer me pidió si me quería casar con mi esposa, todavía tenía novia. Claro que la quería, por eso dije que sí, pero ya no es lo mismo...". Los matrimonios convenidos no son algo extraordinario, aunque no es su caso. "Me iba a divorciar hasta que me enteré que estaba embarazada". Y así, con 28 años ya tiene una vida trazada, aunque a veces intenta salirse del papel porque no parece que sea la vida que quería.
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Y sueña con su vida pasada... "Antes...". "Antes...". "Echo de menos a mis amigos en Jakarta. Recuerdo cuando estudiaba y nos juntábamos todos en mi casa", y sus ojos se fijan en la nada. "Estábamos todo el día de fiesta", era y es barman. "Solía tener dos o tres novias a la vez", y se ríe. "Echo tanto de menos a mi madre... 'It's my Queen' (es mi Reina), la adoro...", y su voz suena melancólica. "Antes... pesaba 40 kilos -y se toca la barriga cervezera que le ha salido ahora- me pasaba todo el día montando moto (de montaña), por eso tenía que pesar tan poco. Me enseñó mi padre"... ..., silencio... "Ahora que mi padre está muerto las cosas son distintas... Tú porque los tienes a los dos...", casi me reprocha. "Mi suegro es como mi padre, se ha portado conmigo como si fuera de la familia", es el padre que perdió. "Estoy preocupado por mi primo... lo van a meter en la cárcel por fumar porros! y todavía es jóven...", (¡en la cárcel un año!). "Me gustaría volver en unos años", pero su voz no suena esperanzada. Todo en su vida suena... sin vida... Apatía.
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"Le pregunté si tenía novio en Australia y me dijo que no. Y cuando me vine aquí para vivir con ella, su ex-novio no paraba de perseguirla a ella y, por supuesto, ¡a mí! Me tuve que pelear mil veces", puñetazos y ojos morados es algo que no les da miedo.
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Casi todos los asiáticos trabajan en las cocinas de los restaurantes australianos, se vuelven Locos cuando llegan (lo dicho en el segundo párrafo...), y luego empiezan a ahorrar dinero para en unos años (2, 5, 8...) volver a su país, montar un negocio y vivir la vida que echan de menos. Sydney les da una oportunidad que saben aprovechar, pero su sangre oriental les sigue tirando.
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"Hemos intentado mil veces tener un hijo... pero no hemos podido...". El tiempo hace que se abran poco a poco, pero al principio son reservados, secos y retraídos. Y es que a medida que pasan los meses, sus corazones relucen como jamás podría haber imaginado. Sus vidas de palillos no son tan esteorotipadas. Se sueltan con unas cervezas y bailan al son de Black Eye Peas, como todos. Les pirria la música house. Son fans de los karaokes y las putas coreanas. Tienen complejos que todo el mundo sabe, bigotes adolescentes y a algunos les faltan dientes, pero siguen riendo mientras friegan platos o pelan kilos de papas. Porque eso sí, una vez que se han soltado ¡no paran de reír!
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Ellas sueñan con la belleza occidental. Envidian los ojos grandes, las narices pronunciadas, las curvas, los pechos, la pasión y la frescura de nuestra cultura. Se tapan la boca cuando ríen pero están aprendiendo... "Las nuevas generaciones se están rebelando a las tradiciones (y rigidez oriental), aunque las seguimos respetando".
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China o Corea están lejos de Tailandia, Malasia o Indonesia. Y algo tienen porque todo el que pisa esta ciudad viaja a estos países que en Europa apenas ni existen.
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"¿En España la gente sabe dar masajes? porque en mi país todo el mundo sabe...". Y empieza el repertorio... "Estoy cansado... no quiero trabajar.... Detrás de la barra aquí es aburrido, siempre es lo mismo". "Acabo de conseguir un trabajo, lo que quiero es experiencia no el dinero, pero allí la gente no sabe y tampoco me quieren enseñar, lo quiero dejar...", es su tercer día pero es espabilado y tiene claro lo que no quiere. Lo que no sé, es cómo hace para sobrevivir con las horas que trabaja y teniendo que mantener un bebé (del que nunca habla), a su mujer (que no trabaja), el coche nuevo (y que se acaba de estropear) y una casa... Pero vive. "Quiero disfrutar la vida, eso es todo". Y se sumerge en el humo de la vida paralela y sigue haciendo cocktails cada noche.
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Bagus bang! (Bien hermano! en indonesio). Y la vida sigue entre ruido de platos, la batidora y las copas. Otro chupito de Tequila (!) o un Capuccino, mañana será otro día.