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Me he levantado con un caballo galopando por dentro... Sí, un caballo que alborota mi sangre de mis venas, que lleva mi corazón a rastras por las calles de Sydney, y que como siempre me deja sin aire. ¡Sin aire!
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Intento respirar y llenar mis pulmones de aire, de hueco, de vacío... pero parece que nunca es suficiente. Inhalo grandes bocanadas de oxígeno para intentar relajar mi pulso, mis palpitaciones... pero no me llega...
.Mis manos me tiemblan y mi corazón bombea a mil por hora. Mi mente sólo puede pensar en esta sensación que invade todo mi cuerpo... y por más que intento ponerme música para relajarme, por más que intento hacer terapia de respiración... el caballo sigue galopando. Como cuando uno está enamorado y no puede controlar los latidos.
.Quiero GRITAAR!! quiero estrujar cosas, quiero desahogarme, quiero bailar, quiero quemar la energía que me está consumiendo por dentro y que me mantiene alterada, ansiada... Noto como una bomba de relojería golpea mi pecho. Siento una habitación sin más aire renovado dentro de mí.
.Un vaso de agua, un caf'é, un cigarro, caminar, hablar, comer, pensar, no pensar, subir escaleras, trabajar, mantenerme ocupada... Parece que nada complace a esta adrenalina que no sé cómo la puedo escupir por mi boca, que no la puedo transformar en sudor por mis poros, ni en sonido con mis palabras.
.Sólo las horas y los minutos serán capaces de apaciguar este pura sangre que llevo dentro. Que cuando por fin decide parar, me deja exhausta.