"Uno se puede tapar los oídos, pero no puede dejar de ver..."
La experiencia Oz tiene muchos lados. Hasta ahora les he contado más sobre mí, he sido los ojos para ustedes y les he prestado mi piel para que pudieran vivir mi día a día como si fueran yo. En los relatos siguientes, sin embargo, voy a contar los recovecos oscuros de personas que se han cruzado por mi camino. Historias o pedazos de vida, como me encanta decir, que ya forman parte de mí. Relatos que me han abierto la mente, y más de una vez la boca, y que me han hecho consciente de la diversidad de este mundo. Espero que las disfruten y les hagan reflexionar como a mí...
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IVANOVA
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Viene con paso largo y acelerado, da su bienvenida con un saludo empalagoso, quizás porque le gusta la repostería. Antes de empezar su faena diaria se retoca en el espejo. Todos sabemos que usa polvos, aunque él siempre lo niegue, y como una mujer abre la boca y ladea la cabeza mientras se atusa las pestañas con el dedo índice.
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Tiene buen corazón, aunque no sabe todavía que lo tiene 'inclinado'.
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Ha llegado a esta ciudad con todas las esperanzas que quedaron frustradas en su natal Colombia. Sus padres, ya mayores, sus hermanos, sin trabajo, y una panadería que no quiere continuar. Lo suyo es la radio, ¡le apasiona! Repostero de familia, periodista de corazón.
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Como todo el que llega, estudia y trabaja para pagar todas las cuentas pendientes (aquí y allá). Y como pocos, ha tenido suerte con la gente que se ha topado en el camino. Primero vivió con la ex-mujer de su jefe, de forma que no tenía que pagar renta. Luego ella se volvió de regreso y es él quien arrienda el piso ahora, de forma que no sólo no paga sino que se saca un dinerillo. De buenas personas está el mundo lleno, y él ha encontrado a su ángel de la guarda. "Necesito dinero", y ella le presta $5.000 de sus ahorros, sin más. Por eso se ha buscado dos sitios para trabajar, para ir pagándoselos de vuelta poco a poco.
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Mientras prepara todo lo necesario para aplicar a la residencia temporal. Ahorrar dinero. Presentar papeles. Presentarse al IELTS (examen de inglés). Volver a examinarse por no llegar a la nota convenida. Casi todo listo, y de pronto... la ley de inmigración cambia con plazo de un año...
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Es ese tipo de personas que se merecen esa oportunidad, que para él tiene nombre propio: Sydney. Con el cambio de ley, cambio de planes: casarse, es la salida que muchos toman. Con quién no importa.
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En la primera persona que piensa es en su ángel de la guarda, que por estos días está aquí. "Le he dicho si nos podemos casar. Yo vivo en la casa, le tengo que mandar dinero cada mes para devolverle lo que me dió... toda esa parte está arreglada. Luego lo que tendríamos que hacer es irnos de viaje y sacarnos fotos juntos, para inventar un noviazgo. Yo me volvería con ella para España, pero luego me volvería y ella se quedaría con la excusa de que sus padres están malos. El problema es que no nos da tiempo... Hay que reservar la boda con mínimo dos meses de antelación". En su cara se palpa la angustia y el estrés. Está dispuesto a quedarse. No sé ya si su sueño sigue siendo eso, un sueño, o si se ha convertido ya en necesidad.
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"En frente de donde vivo hay una cafetería. Estoy pensando hablar con la chica que trabaja allí para ver si nos casamos... Tengo unos amigos que lo hicieron y no les costó mucho", y toma limonada para calmar su garganta seca.
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"Quiero hacer el graduado de periodismo aquí, son sólo tres años y es lo que realmente me gusta". Ya se ha metido en el mundillo de las radios musicales como presentador temporal, pero su ambición es viajar y hacer periodismo de investigación o ser crítico de cine...
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"Necesito... Necesito tal papeles... Necesito... Necesito dinero...", pero como me dijo en una conversación profunda un segurata de una discoteca: "No. No necesitas dinero. Lo que necesitas es lo que está detrás del dinero!!". Ese sueño para Ivanova todavía es aire, pero respira cada día para convertirlo en realidad. Tengo el presentimiento de que su tenacidad y esfuerzo le compensarán... aunque a veces tenga que hacer lo que sea... aunque tenga a veces que ser deshonesto... aunque yo nunca lo pueda asegurar con certeza.